26.11.20

XIV

A los clichés, los lugares comunes, temerlos, aunque no de forma enfermiza. El poeta debe procurar un lenguaje limpio de ellos, pero sin olor a desinfectante. Las hipocondrías de esta naturaleza desembocan, lejos de sus pretensiones, en modos relamidos y artificiales, cuando no en manías ciertamente incapacitantes. 

15.11.20

XIII

Mi hermano me dijo: «Vota al partido que quieras, pero no tienes por qué defenderlo». Del mismo modo, me digo: «Escribe cuando puedas, pero no pongas excusas por ello». La falta de tiempo no sirve como pretexto. Si sólo escribes en tu día libre y no te parece suficiente, roba horas de tu sueño, de tu trabajo, de tu familia, pero no pongas disculpas, es de un patetismo melindroso. Por el contrario, si ya desempeñas tales remedios, cállate igualmente porque ese hecho no aporta valor alguno a tu obra.

XII

En la valoración de una obra de arte, nada importan los méritos al llevarla a cabo. Lo eminente es su fruto. A menudo se dice de un actor que hizo no sé qué gesta para preparar un papel. O que es más difícil escribir de un modo que de otro, en unas circunstancias que en otras. O que para determinada edición de un libro se han realizado procesos minuciosos y complejos. Todos esos méritos no incumben al público más apetecible. Dejémoslos para la sugestión y otras acciones epatantes. Méritos, medallas de latón, nada.

14.11.20

XI

Sólo una cosa le pido a mi literatura: que jamás pretenda justificar mis actos.

4.10.20

X

Detesto eso que llaman «tener actitud». Porque si la actitud es una disposición del ánimo, «tener actitud» es una predisposición de éste, es decir, implica anticipar cierta actitud, supone un fingimiento. Por eso huyo también de «ser auténtico». Estas expresiones, tan ligadas a «lo real», a «lo verdadero», son justamente lo contrario: espejismos, continuos horizontes que perseguir. Mejor opción me parece «ser honesto». Conlleva decir más la verdad a sí mismo que a los demás. Y nunca es mal plan empezar por uno mismo. Escribe el poeta venezolano Rafael Cadenas: «No quiero estilo, sino honradez». El estilo, la identidad, se van dando por añadidura, como nuestra manera de andar. Sin embargo, no hay mayor afectación que pretendernos nuestra propia «marca personal». Estoy en contra de toda esa «actitud», y esta forma mía de proceder no es «tener actitud» sino simplemente una manera de transitar.

25.7.20

IX

De acuerdo con Thomas Mann cuando desliza, entre las anotaciones de Gustav Aschenbach en La muerte en Venecia, la siguiente afirmación: «Casi todo lo grande que existe, existe como un “a pesar de” y adquiere forma pese a la angustia y el sufrimiento, pese a la miseria, el abandono y la debilidad física, pese al vicio, la pasión y mil impedimentos más». Porque es tanto como decir que una obra de arte lo es a pesar de su propio autor y, aún más importante en estos tiempos, a pesar también de las adversidades causadas por los demás. 

Pienso en Roman Polanski, acusado de violación, cuando en la gala de los Premios César fue galardonado como mejor director y varios actores, actrices e invitados abandonaron la ceremonia en señal de protesta. Pienso en Woody Allen, a quien siguen boicoteando en su país a pesar de estar demostrado desde hace décadas que no abusó de la hija de su pareja. Como sea, cualquiera es libre de sentir asco por la obra de un artista, pero eso no debería implicar echarla por tierra. A saber hacer esta distinción podríamos llamarle madurez. Una sociedad madura debería existir como un «a pesar de», pero eso ya parece imposible.

5.6.20

VIII

Siempre que escucho que hay que sacar la cultura a la calle, miro mis estanterías, los libros, los discos, el móvil… como agarrándolos bien fuerte.