28.5.20

VII

Tengo la suerte de leer sin tomar notas. No investigo, no soy conferenciante. Tampoco las quiero para escribir. Si acompaño de una cita algún poema, es porque la necesito y surge de la memoria o aparece en el instante exacto. No busco. Y cuando leo una frase digna de anotar no lo hago. Simplemente dejo que pase. Volverá si ha de hacerlo. Si no, la habré olvidado sin más. Mis cuadernos tampoco los destino ya al apunte de ideas o imágenes; han quedado para empezar poemas, nunca para anotaciones. Tal vez sea el equivalente a vivir con lo puesto. Abandono los libros sin más mácula que la del uso necesario. Ahorro en existencia.

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